El nombre de Lavanda, proviene del latín “lavare”
que significa “para lavar”, pues se empleaba frecuentemente para la elaboración
de jabones y cosméticos. Se emplea mucho en perfumería, especialmente
para la elaboración de colonias y de jabones, debido a su popular aroma.
La lavanda es una de las plantas más
versátiles que podemos encontrar. Entre sus propiedades en la aromaterapia,
destacan las de equilibrador, analgésico, antibiótico, antidepresivo,
antibacteriano, descongestivo y sedante. También puede ayudar a recobrar el
equilibrio mental y a “centrarse en uno mismo”.
Con el aceite portador de lavanda ( el macerado
o aceite base de Lavanda) se puede aplicar directamente sobre la piel, en
especial para tratar quemaduras, por el alivio de los síntomas de las
quemaduras y por ser un gran cicatrizante.
La inhalación del aceite esencial en quemador
es beneficiosa para aliviar los catarros, sinusitis, bronquitis y resfriados en
general. También es un buen sedante nervioso.
Se puede emplear para baños relajantes, así
como para aliviar dolores y molestias musculares.
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